Más que tutús y tiaras

El otro día tomando un café con mis amigas, una de ellas se quejaba de haber gastado tanto dinero en tantos años que llevó a su hija a clases de ballet. Al terminar la prepa, decidió irse a bailar de tiempo completo a una compañía y a los 6 meses renunció al darse cuenta que bailar no era lo suyo y prefería estudiar una carrera en la universidad. 

“¡Qué desperdicio!” -fue el comentario de mi amiga. “Todo este tiempo y dinero para nada”

No pude morderme la lengua y tuve que corregirla, “¿Sabes qué? Creo que no estás entendiendo del todo”. 

El otro día pasé todo el día con mi hija de 12 años tras bambalinas en su función de ballet anual. Ahí pude ver la dinámica de las niñas y sus maestras.

De 12 del día a 8 de la noche estuve rodeada de gel, pasadores, pestañas postizas y listones. Pero también estuve rodeada de un espíritu de trabajo en equipo, modelos a seguir, dedicación, empatía y muuuuucho trabajo duro.

Si mi hija no busca una carrera en la danza, para mí no sería un desperdicio.

Por que hoy vi a niñas de 12 años (que son estereotipadas como egoístas y despreocupadas por otros) ayudando a sus maestras a controlar a pequeñas de 5 años muriendo de emoción por salir al escenario.

chica

Vi niñas de 12 años, animando a una de sus amigas quien lloraba desconsolada por haberse tropezado en el escenario.

Vi niñas de 12 años, trabajando en equipo para tener todas las cintas perfectamente amarradas y los listones en el cabello a la misma altura.

Vi niñas de 12 años, tomándose el tiempo para repasar con sus compañeras de baile algún paso que una de ellas tenía duda.

Vi niñas de 12 años, trabajando con adultos -maestros, maquillistas, escenógrafos- apoyándolos para que todo saliera en el momento perfecto.

Vi niñas de 12 años, llevando de la mano a sus compañeras de 5 años para que no se perdieran camino al baño. 

La mejor parte de haber visto todo esto, es darme cuenta de que son niñas que entienden de qué se trata. Saben el esfuerzo de todas las familias para que esta función de fin de año se logre. Saben el tiempo y dinero que sus papás han invertido para que ella traiga el vestuario perfectamente acomodado. Saben apreciar lo que sus maestros y papás están haciendo por ellas.

No estuve todas estas horas tras bambalinas apoyando a la academia porque tengo una ilusión de que mi hija será la prima ballerina del New York City Ballet. Lo hice porque sé que mi hija está aprendiendo cosas que van mucho más allá de bailar ballet.

Artículo original encontrado en Not Another Supermom:It’s about more than tu-tus, tiaras and red lipstick